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Propietarios e inquilinos, socios en la generación de valor agregado

Publicado por Unknown el 7/3/14 a las 7:52 a.m.

Nello paladini fundó la empresa Manero y arrendó en aparcería 1.800 hectáreas de las cuales 1.000 están certificadas. Cultivan soja, trigo, maíz y avena.

Nello Paladini es socio minoritario de la empresa Frigorífico Paladini S.A. Allí comparte las decisiones con sus primos en la compleja pero fructífera tarea de llevar adelante a la empresa líder de Argentina en la producción de fiambres, embutidos y chacinados. Buscando desafíos propios y alentando los ajenos, Nello formó su propia empresa —Manero S.A— con una serie de establecimientos bajo arrendamiento; y en tren de ir más lejos, apostó a agricultura certificada (AC) junto a uno de sus inquilinos.

“En Manero toda la agricultura de 1.800 hectáreas la tengo alquilada en aparcería a la firma Todesca SA. Por ahora, certificamos solo 1.000 hectáreas”, dijo Paladini. El “por ahora” del empresario agropecuario es fundamental, ya que representa un camino de ida hacia ese valor agregado que la familia conoce muy de cerca.

Fue su hija, Carolina Paladini, quien llevó adelante el proyecto de certificación. Con estudios en administración de empresas, el aporte de Carolina al negocio agropecuario fue clave.

Eligieron al establecimiento “Las Mercedes”, adquirido hace más de 10 años, en Luis Palacios. El mismo estuvo arrendado desde su adquisición: al principio fue agrícola ganadero y hoy, solo agrícola. Respecto al planteo productivo, se trabaja soja, maíz, trigo y avena. “A la hora de arrendarlo, valoramos la experiencia del inquilino, y su metodología de trabajo”, aseveró Carolina. Así llego Todesca SA a la historia.

A priori, podría pensarse que compartir decisiones con un inquilino, no es fácil. Pero Manero y Todesca presentan un ejemplo de lo contrario. Respecto de la decisión de incorporar el establecimiento “Las Mercedes” a agricultura certificada —el sistema de gestión de calidad ambiental y productiva que impulsa Aapresid— el consenso de las partes fue inmediato.

“Para nosotros fue sencillo, afirma Carolina, ya que se comparte la misma filosofía de trabajo, la idea de mejora continua y el trabajo en equipo. Además permite a los propietarios demostrar interés y cuidado por el capital arrendado, la tierra”. En la misma línea, Nello Paladini expresó: “Decidí aplicar AC como una forma de control de mi inquilino”. También para darle seguridad a la gestión realizada y poder contar con información correctamente procesada.

“La implementación no fue muy difícil porque tengo un socio (inquilino en aparcería) que tiene incorporados mis mismos valores y milita en grupos Crea; esto es, ya tiene como norma de trabajo el registro y procesamiento de la información y sabe compartirla. También le gustan los desafíos y la mejora continua”, dijo.

El proceso. Dada la decisión del propietario de implementar AC y de la aceptación y convicción del arrendatario de que una implementación de este tipo no requería cambiar formas de trabajo, el proceso, según describió Carolina Paladini, fue relativamente sencillo. Solo implicó plasmar en procedimientos y en registros formales el trabajo que ya se venía haciendo.

El equipo de trabajo estuvo compuesto tanto por personal del propietario como del arrendatario, lo que permitió a todos no sólo familiarizarse con las herramientas desde el comienzo, sino también nivelar conocimientos y establecer un lenguaje común.

“La mayor dificultad estuvo dada por el desafío de implementar nosotros mismos, sin asesoría de consultores —sólo contaron con la colaboración de Aapresid, pero no de implementadores—, lo que hizo que el proceso fuera más largo de lo esperado, por la falta de experiencia”.

La ausencia de un plan de implementación que permitiera identificar cada una de las etapas a realizar, planificar tiempos y actividades, desde el inicio del proceso dificultó su concreción, dilatando los tiempos.

Al momento en que Manero decidió implementar AC, la poca difusión del Sistema de Gestión de Calidad (SGC) o de implementación de otros establecimientos también dificultó la posibilidad de compartir conocimientos y experiencias.

Por qué certificar. En cuanto al valor que agrega esta certificación al establecimiento, los Paladini están convencidos de que la implementación de un SGC ayuda a contar con una herramienta que permite evidenciar, en el corto plazo, el desarrollo de una gestión empresarial segura y sustentable, merced al registro y seguimiento de indicadores de procesos e indicadores químicos y físicos de suelos, todo lo que requiere el proceso.

A la pregunta de si seguirán el camino con otras certificaciones, como su padre, Carolina apuesta al “por ahora, no”. En cambio, cultivan sus expectativas en el crecimiento, difusión y reconocimiento de agricultura certificada como una certificación de calidad amplia, que no se acote a lo relativo a la sustentabilidad de la gestión agronómica. “Para ello creemos necesario el trabajo conjunto de todos los establecimientos certificados, a fin de hacer valer la marca AC”, dijo. Y que se cumplan muchos más.

Florencia Sambito - AgroClave - La Capital

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