El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, ratificó hoy que esta semana se realizarán nuevas reuniones con la Mesa de la Carne. El objetivo será avanzar en un "acuerdo estructural" que garantice "precios populares" en las góndolas.
Durante su conferencia de prensa en Casa Rosada, y tras anunciar ayer los resultados de un diálogo que se retomará entre mañana y pasado, el jefe de ministros enfatizó que “los resultados de las reuniones (con el sector) serán positivos en tanto y cuanto podamos rebajar los precios al consumidor”. Al respecto, y si bien reconoció que en febrero “hubo un acuerdo que impidió el incremento del precio”, Jorge Capitanich aclaró que “es un tema extremadamente complejo” en el que el Gobierno nacional trabajará para que “la cadena funcione armónicamente” y se incremente, así, la producción, mientras que los productores reciban la compensación que deben y los consumidores puedan contar con “precios accesibles” en las carnicerías. Consultado por un periodista sobre la reunión con miembros del Gabinete y los ruralistas, Capitanich realizó un primer análisis y, respecto de los planteos que hace el sector, dijo que “en la época de la dictadura o cuando se enarbolaban las banderas de la Sociedad Rural, el stock ganadero no se incrementó significativamente”. Contrapuso, entonces, que dicho crecimiento "está asociado a los niveles de empleo y poder adquisitivo del salario”. En esa línea, Capitanich sostuvo que, en la última década, “los niveles de demanda han crecido como consecuencia de los 6 millones de puestos de trabajo y la recuperación del poder adquisitivo del salario”. “La gente demanda más carne”, subrayó el jefe de Gabinete, quien precisó: “En la Argentina de 2002 era equivalente a 74 y 78 kilos y ahora entre 115 y 120”. Explicó que la Argentina es uno de los países con más consumo de proteínas por habitante. Y que por ello “tenemos que cuidar nuestra base alimentaria, que tiene que ver con carne, trigo”. “Pero, a su vez, y esto lo digo con absoluta responsabilidad, nosotros tenemos que ser capaces de propiciar un modelo que integre a las partes. Si no hay cooperación, al Estado no le queda más que intervenir y regular. Y nosotros vamos a proteger a los consumidores”, advirtió. El funcionario planteó que “históricamente el 80% se destinaba a consumo interno" pero que ahora ascendió al 93%. Aclaró, ahí, que si se libera “plenamente” el nivel de exportaciones se aumentaría el precio al mercado interno. Por lo que “hemos planteado que trabajemos en los incentivos correctos: incremento al engorde para que los animales más pesados sean destinados a la exportación, eso en el corto plazo; en el mediano y largo plazo un incremento de stock y los mecanismos para sustitutos alimentarios (carne ovina, etc.)”. “La mejor solución es la que permita incentivos a la producción, compensación al productor, que la cadena funcione armónicamente para que el consumidor tenga accesos a precios de carne populares”, insistió.
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